Después de diecisiete años en el mercado, seguimos observando como nuestro potencial cliente, aquel empresario que desea o piensa vender su empresa, en un número muy importante de ocasiones, no cuenta ni con la experiencia, ni con los conocimientos de los procesos de transmisión de una empresa.
Su pregunta en ese momento es quién y cómo pueden ayudarme a conseguir mi objetivo con ciertas garantías: concluir la ejecución de la venta y que ésta sea en el mejor precio posible e intentando que no se dilate el proceso en el tiempo.
Cuando se da el paso, normalmente se tiene madurada la idea mentalmente desde hace algún tiempo atrás y pesa llevar en la mochila esta situación, una vez que interiormente has decidido que no vas a continuar. Es lógica esta situación, no suele ser muy recurrente en la vida de un empresario vender sus empresas, normalmente una vez, son muy pocos los que repiten una segunda o tercera.
Nos encontramos por diferentes variables, en un momento creciente en el mercado de la compraventa de empresas. Entre ellos por el relevo generacional y el crecimiento inorgánico de las mismas.
Por lo tanto, como en todos los sectores, cuando un mercado crece y se generan oportunidades, también aparecen los buscadores de éstas. Es lógico y muy positivo que crezca la cultura de la consultoría de en este sector. Que exista competencia es bueno para todos, clientes y para nosotros mismos, que llevamos años en el sector. La competencia siempre te hace estar alerta y mejorar.
El problema radica cuando la competencia no es buena. En este caso, me refiero a aquellos que, por buscar su hueco, desvirtúan la profesión y equivocan al cliente. ¿Cuántos sectores hemos visto perder calidad por el intrusismo o las malas prácticas? Por ejemplo, los asesores, gestores, Apis. Que se lo pregunten a ellos, entre otros.
Otro ejemplo de ello es el caso de las plataformas que están apareciendo en nuestro sector. Un canal online por el cual generan contactos para vender empresas y por otra parte contactos para comprar. Realmente, no se ha inventado nada que ya no se hiciese. El problema radica, cuando se le intenta vender al cliente, este servicio como su solución.
Todo esto de forma rápida, fácil y a muy buen precio. Nuevas tecnologías al servicio de la consultoría. Sin hacer consultoría.
Si vender una vivienda, ya no se concibe si no es a través de una inmobiliaria, a pesar de las plataformas, imagínense una empresa, que cuenta con unas variables y dificultades que nada tienen que ver con un inmueble. Y aún así, está más que justificado el trabajo de éstas y sus profesionales.
Generar contactos “ no es complicado” ya que existe la necesidad, de vender y comprar en el mercado. Lo que de verdad genera valor y es el punto necesario y diferencial para el cliente, es unir los intereses. Esto conlleva un trabajo, exclusivamente propio de una marca y organización que se dedique profesionalmente a ello. No son ya leads, ni bases de datos. Hablamos de personas, cercanía, empatía, complicidad, conocimientos, experiencia. En definitiva, valores que solo las personas podemos ofrecer. Aquí la digitalización ya tiene poco que hacer.
Ustedes empresarios/as saben mejor que nadie cuanto tiempo y dinero cuesta hacer las cosas bien. Estoy seguro de que, si existe alguien en la sociedad que pueda valorar esto, quizás sea nuestro colectivo, el empresarial y emprendedor. Sin duda, después de crear y hacer crecer una empresa lo que más cuesta, es su trasmisión, relevo, e incluso en el peor de los casos, su cierre.
Desde nuestra enseña, apostamos por las nuevas tecnologías, para agilizar procesos, pero nunca estaremos dispuestos a entrar en la dinámica de permutar rapidez por calidad y precio por seguridad.
Por responsabilidad, continuaremos en la línea de la cercanía, la implicación y el trato humano. Por eso apostamos por oficinas, consultores formados, una metodología propia y por los tiempos necesarios. No podemos plantearnos la trasmisión de una empresa como una mera intermediación. Nos jugamos mucho: la venta o no venta, un precio justo, y posibles contingencias futuras.
Apuesten por la realidad, por el trabajo bien hecho y no se dejen llevar por el relato fácil. Nada es fácil hoy en día. El hacer las cosas bien, nunca lo fue. La diferencia es que hoy hay mas medios para magnificar, o desvirtualizar la realidad.
Sin duda, vender una empresa no debe conllevar un exceso de “misterio” de corbata o de anglicismos, o unos costes desorbitados, al menos en las pymes. Pero si una dedicación, tiempo y el soporte de una organización preparada y con experiencia que les ofrezca los mejores medios pero, sobre todo, compromiso.
Y hoy por hoy esto lo diferencian las personas y la filosofía que su organización marca.
Antes de tomar una decisión tan importante en su elección, tómense su tiempo y valoren.